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Cuando el cielo se desgarre
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y escuche a su Señor -como debe ser-,
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cuando la tierra sea allanada,
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vomite su contenido, vaciándose,
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y escuche a su Señor -como debe ser-...
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¡Hombre! Te esfuerzas con denuedo en encontrar a tu Señor y Le encontrarás.
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Aquél que reciba su Escritura en la diestra
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será juzgado benignamente
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y regresará, alegre, a los suyos.
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Pero aquél que reciba su Escritura detrás de la espalda
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invocará la destrucción,
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pero arderá en fuego de gehena.
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Vivía alegre con los suyos,
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creyendo que no iba a volver.
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¡Claro que sí! Su Señor le veía bien.
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¡Pues no! ¡Juro por el arrebol vespertino,
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por la noche y por lo que congrega,
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por la luna cuando está llena,
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que habéis de pasar de uno a otro estado!
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Pero ¿qué les pasa que no creen
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y, cuando se les recita el Corán, no se prosternan?
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¡No! Los infieles desmienten;
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pero Alá conoce bien lo que ocultan.
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Anúnciales, pues, un castigo doloroso!
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Quienes, en cambio, crean y obren bien, recibirán una recompensa ininterrumpida.