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Lo que está en los cielos y en la tierra glorifica a Alá. Él es el Poderoso, el Sabio.
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Él es Quien expulsó de sus viviendas a los de la gente de la Escritura que no creían, cuando la primera reunión. No creíais que iban a salir y ellos creían que sus fortalezas iban a protegerles contra Alá. Pero Alá les sorprendió por donde menos lo esperaban. Sembró el terror en sus corazones y demolieron sus casas con sus propias manos y con la ayuda de los creyentes. Los que tengáis ojos ¡escarmentad!
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Si Alá no hubiera decretado su destierro, les habría castigado en la vida de acá. En la otra vida, no obstante, sufrirán el castigo del Fuego,
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por haberse separado de Alá y de Su Enviado. Quien se separa de Alá... Alá castiga severamente.
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Cuando talabais una palmera o la dejabais en pie, lo hacíais con permiso de Alá y para confundir a los perversos.
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No habéis contribuido ni con caballos ni con camellos a lo que, de ellos, ha concedido Alá a Su Enviado. Alá, empero, permite a Sus enviados que dominen a quien Él quiere. Alá es omnipotente.
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Lo que Alá ha concedido a Su Enviado, de la población de las ciudades, pertenece a Alá, al Enviado. a sus parientes, a los huérfanos, a los pobres y al viajero. Para que no vaya de nuevo a parar a los que de vosotros ya son ricos. Pero, si el Enviado os da algo, aceptadlo. Y, si os prohíbe algo, absteneos. Y ¡temed a Alá! Alá castiga severamente.
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A los emigrados necesitados, que fueron expulsados de sus hogares y despojados de sus bienes cuando buscaban favor de Alá y satisfacerle, auxiliar a Alá y a Su Enviado. Ésos son los veraces.
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Los ya establecidos en la Casa y en la fe desde antes de su llegada, aman a los que han emigrado a ellos, no codician lo que se les ha dado y les prefieren a sí mismos, aun si están en la penuria. Los que se guarden de su propia codicia, ésos son quienes prosperarán.
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Quienes vinieron después de ellos, dicen: «¡Señor! ¡Perdónanos, a nosotros y a nuestros hermanos que nos han precedido en la fe! ¡Haz que no abriguen nuestros corazones rencor a los que creen! ¡Señor! Tú eres manso, misericordioso».
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¿No has visto a los hipócritas, que dicen a sus hermanos infieles de los de la gente de la Escritura: «Si os expulsan, nos iremos, ciertamente, con vosotros, y nunca obedeceremos a nadie que nos mande algo contra vosotros. Y si os atacan, ciertamente, os auxiliaremos»? Alá es testigo de que mienten.
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Si son expulsados, no se irán con ellos. Si son atacados, no les auxiliarán. Y aun suponiendo que les auxiliaran, seguro que volvían la espalda. Luego, no serán auxiliados.
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Infundís en sus pechos más terror que Alá. Es que son gente que no comprende.
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No combatirán unidos contra vosotros, sino en poblados fortificados o protegidos por murallas. Sus disensiones internas son profundas. Les creéis unidos, pero sus corazones están desunidos. Es que son gente que no razona.
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Como los que fueron poco antes que ellos. Gustaron la gravedad de su conducta y tendrán un castigo doloroso.
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Como el Demonio cuando dice al hombre: «¡No creas!». Y, cuando ya no cree, dice: «Yo no soy responsable de ti. Yo temo a Alá, Señor del universo».
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Su fin será el Fuego, eternamente. Ésa es la retribución de los impíos.
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¡Creyentes! ¡Temed a Alá! ¡Que cada uno considere lo que prepara para Mañana! ¡Temed a Alá! Alá está bien informado de lo que hacéis.
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No seáis como quienes, habiendo olvidado a Alá, hace Él que se olviden de sí mismos. Esos tales son los perversos.
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No son iguales los moradores del Fuego y los moradores del Jardín. Los moradores del Jardín son los que triunfan.
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Si hubiéramos hecho descender este Corán en una montaña, habrías visto a ésta humillarse y henderse por miedo a Alá. Proponemos a los hombres estos símiles. Quizás, así, reflexionen.
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Es Alá -no hay más dios que Él-, el Conocedor de lo oculto y de lo patente. Es el Compasivo, el Misericordioso.
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Es Alá -no hay más dios que Él-, el Rey, el Santísimo, la Paz, Quien da Seguridad, el Custodio, el Poderoso, el Fuerte, el Sumo. ¡Gloria a Alá! ¡Está por encima de lo que Le asocian!
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Es Alá, el Creador, el Hacedor, el Formador. Posee los nombres más bellos. Lo que está en los cielos y en la tierra Le glorifica. Es el Poderoso, el Sabio.