-
hm.
-
¡Por la Escritura clara!
-
¡La hemos revelado en una noche bendita! ¡Hemos advertido!
-
En ella se decide todo asunto sabiamente,
-
como cosa venida de Nosotros. Mandamos a enviados
-
como misericordia venida de tu Señor. Él es Quien todo lo oye, Quien todo lo sabe,
-
Señor de los cielos, de la tierra y de lo que entre ellos está. Si estuvierais convencidos...
-
No hay más dios que Él. Él da la vida y da la muerte. Vuestro Señor y Señor de vuestros antepasados.
-
Pero ¡no! Ellos dudan y no lo toman en serio.
-
¡Espera, pues, el día que el cielo traiga un humo visible,
-
que cubra a los hombres! Será un castigo doloroso.
-
«¡Señor! ¡Aparta de nosotros el castigo! ¡Creemos!»
-
¿De qué les servirá la amonestación, si ha venido a ellos un Enviado que habla claro
-
y se han apartado de él y dicho: «¡Es uno a quien se ha instruido, un poseso!»?
-
«Vamos a apartar de vosotros el castigo por algún tiempo. Pero reincidiréis».
-
El día que hagamos uso del máximo rigor, Nos vengaremos.
-
Antes que a ellos, habíamos probado al pueblo de Faraón. Un enviado noble vino a ellos:
-
«¡Entregadme a los siervos de Alá! Tenéis en mí a un enviado digno de confianza.
-
¡No os mostréis altivos con Alá! Vengo a vosotros con autoridad manifiesta.
-
Me refugio en mi Señor y Señor vuestro contra vuestro intento de lapidarme.
-
Si no os fiáis de mí, ¡dejadme!»
-
Entonces, invocó a su Señor. «¡Ésta es gente pecadora!»
-
«¡Sal de noche con Mis siervos! Os perseguirán.
-
¡Deja el mar en calma! Son un ejército que será anegado»
-
¡Cuántos jardines y fuentes abandonaron,
-
cuántos campos cultivados, cuántas suntuosas residencias,
-
cuánto bienestar, en el que vivían felices!
-
Así fue y se lo dimos en herencia a otro pueblo.
-
Ni el cielo ni la tierra les lloraron. No se les concedió prórroga.
-
Y salvamos a los Hijos de Israel del humillante castigo,
-
de Faraón. Era altivo, de los inmoderados.
-
Les elegimos conscientemente de entre todos los pueblos.
-
Les dimos signos con los que les pusimos claramente a prueba.
-
Éstos dicen, sí:
-
«No moriremos más que una sola vez y no seremos resucitados.
-
¡Haced, pues, volver a nuestros padres, si es verdad lo que decís!»
-
¿Eran mejores ellos que el pueblo de Tubba y que sus antecesores? Les hicimos perecer, eran pecadores.
-
No hemos creado los cielos, la tierra y lo que entre ellos está por puro juego.
-
No los creamos sino con un fin, pero la mayoría no saben.
-
El día del Fallo se darán todos cita.
-
Día en que nadie podrá proteger nada a nadie, nadie será auxiliado,
-
salvo aquél de quien Alá se apiade. Él es el Poderoso, el Misericordioso.
-
El árbol de Zaqqum
-
es el alimento del pecador.
-
Es como metal fundido, hierve en las entrañas
-
como agua hirviente.
-
«¡Cogedle y llevadle en medio del fuego de la gehena!
-
¡Castigadle, luego, derramando en su cabeza agua muy caliente!»
-
«¡Gusta! ¡Tú eres ´el poderoso´, ´el generoso´!»
-
¡Esto es aquello de que dudabais!
-
Los que teman a Alá estarán, en cambio, en lugar seguro,
-
entre jardines y fuentes,
-
vestidos de satén y de brocado, unos enfrente de otros.
-
Así será. Y les daremos por esposas a huríes de grandes ojos.
-
Pedirán allí en seguridad, toda clase de frutas.
-
No gustarán alli otra muerte que la primera y Él les preservará del castigo del fuego de la gehena,
-
como favor de tu Señor. ¡Ése es el éxito grandioso!
-
En verdad, lo hemos hecho fácil en tu lengua. Quizás, así, se dejen amonestar.
-
¡Observa, pues! Ellos observan....