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hm.
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¡Por la Escritura clara!
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Hemos hecho de ella un Corán árabe. Quizás, así, razonéis.
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Está en la Escritura Matriz que Nosotros tenemos, sublime, sabio.
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¿Es que, porque seáis gente inmoderada, vamos a privaros de la Amonestación?
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¡Cuántos profetas hemos enviado a los antiguos...!
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No vino a ellos profeta que no se burlaran de él.
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Por eso, hemos hecho perecer a otros más temibles que ellos. Ya ha precedido el ejemplo de los antiguos...
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Si les preguntas: «¿Quién ha creado los cielos y la tierra?», seguro que dicen: «¡Los ha creado el Poderoso, el Omnisciente!»
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Quien os ha puesto la tierra como cuna y os ha puesto en ella caminos. Quizás, así, seáis bien dirigidos.
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Quien ha hecho bajar agua del cielo con mesura para resucitar un país muerto. Del mismo modo se os sacará.
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Quien ha creado todas las parejas y os ha dado las naves y los rebaños en que montáis,
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para que os instaléis en ellos y, luego, cuando lo hayáis hecho, recordéis la gracia de vuestro Señor y digáis: «¡Gloria a Quien ha sujetado esto a nuestro servicio! ¡Nosotros no lo hubiéramos logrado!»
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¡Sí, volveremos a nuestro Señor!
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Han equiparado a algunos de Sus siervos con Él. Sí. el hombre es manifiestamente desagradecido.
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¿Iba Alá a tomar hijas de entre Sus criaturas, y a vosotros concederos hijos?
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Cuando se anuncia a uno de ellos lo que él asimila al Compasivo, se queda hosco y se angustia.
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«¡Cómo! Un ser que crece entre perifollos, incapaz de discutir claramente...»
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Han considerado a los ángeles que son siervos del Compasivo, de sexo femenino. ¿Es que han sido testigos de la creación de éstos? Se hará constar su testimonio y tendrán que responder del mismo.
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Dicen: «Si el Compasivo hubiera querido, no les habríamos servido». No tienen ningún conocimiento de eso, no hacen sino conjeturar.
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¿Es que les trajimos otra Escritura a la que atenerse antes de ésta?
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¡Nada de eso! Dicen: «Encontramos a nuestros padres en una religión y, siguiendo sus huellas, estamos bien dirigidos».
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Y así, no enviamos ningún monitor antes de ti a una ciudad que no dijeran los ricos: «Encontramos a nuestros padres en una religión e imitamos su ejemplo».
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Dijo: «¿Y si os trajera una dirección más recta que la que vuestros padres seguían?» Dijeron: «¡No creemos en vuestro mensaje!»
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Nos vengamos de ellos. ¡Y mira cómo terminaron los desmentidores!
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Y cuando Abraham dijo a su padre y a su gente: «Soy inocente de lo que servís.
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Yo no sirvo sino a Quien me ha creado. Él me dirigirá».
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E hizo que esta palabra perdurara en su posteridad. Quizás, así, se convirtieran.
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No sólo eso, sino que les permití gozar, a ellos y a sus padres, hasta que viniera a ellos la Verdad y un Enviado que hablara claro.
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Pero, cuando la Verdad vino a ellos, dijeron: «¡Esto es magia y no creemos en ello!»
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Y dijeron: «¿Por qué no se ha revelado este Corán a un notable de una de las dos ciudades...»
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¿Son ellos los encargados de dispensar la misericordia de tu Señor? Nosotros les dispensamos las subsistencias en la vida de acá y elevamos la categoría de unos sobre otros para que éstos sirvieran a aquéllos. Pero la misericordia de tu Señor es mejor que lo que ellos amasan.
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Si no hubiera sido por evitar que los hombres formaran una sola comunidad, habríamos puesto en las casas de los que no creen en el Compasivo terrazas de plata y gradas de acceso,
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puertas y lechos en que reclinarse.
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y lujo. Pero todo esto no es sino breve disfrute de la vida de acá en tanto que la otra vida, junto a tu Señor, será para los que Le temen.
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A quien se cierre a la Amonestación del Compasivo, le asignamos un demonio que será para él compañero.
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Les apartan, sí, del Camino, mientras creen ser bien dirigidos.
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Hasta que, al comparecer ante Nosotros, diga: «¡Ojalá nos hubiera separado, a mí y a ti, la misma distancia que separa al Oriente del Occidente!» ¡Qué mal compañero...!
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Hoy no os aprovechará compartir el castigo por haber sido impíos.
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¿Es que puedes tú hacer que un sordo oiga, o dirigir a un ciego y al que se encuentra evidentemente extraviado?
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O te hacemos morir y, luego, Nos vengamos de ellos,
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o te mostramos aquello con que les amenazamos. Pues les podemos con mucho.
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¡Aténte a lo que se te ha revelado! Estás en una vía recta.
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Es, ciertamente, una amonestación para ti y para tu pueblo y tendréis que responder.
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Pregunta a los enviados que mandamos antes de ti si hemos establecido dioses a quienes servir en lugar de servir al Compasivo.
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Ya enviamos Moisés con Nuestros signos a Faraón y a sus dignatarios. Y dijo: «Yo soy el enviado del Señor del universo».
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Pero cuando les presentó Nuestros signos, he aquí que se rieron de ellos,
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a pesar de que cada signo que les mostrábamos superaba al precedente. Les sorprendimos con el castigo. Quizás, así, se convirtieran.
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Dijeron: «¡Mago! ;Ruega a tu Señor por nosotros, en virtud de la alianza que ha concertado contigo! Nos dejaremos dirigir».
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Pero, cuando retiramos de ellos el castigo, he aquí que quebrantaron su promesa.
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Faraón dirigió una proclama a su pueblo, diciendo: «¡Pueblo! ¿No es mío el dominio de Egipto, con estos ríos que fluyen a mis pies? ¿Es que no veis?
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¿No soy yo mejor que éste, que es un vil y que apenas sabe expresarse?
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¿Por qué no se le han puesto brazaletes de oro...? ¿Por qué no ha venido acompañado de ángeles...?»
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Extravió a su pueblo y éste le obedeció: era un pueblo perverso.
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Cuando Nos hubieron irritados, Nos vengamos de ellos anegándolos a todos,
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y sentamos con ellos un precedente, poniéndolos como ejemplo para la posteridad.
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Y cuando el hijo de María es puesto como ejemplo, he aquí que tu pueblo se aparta de él.
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Y dicen: ¿Son mejores nuestros dioses o él? Si te lo ponen, no es sino por afán de discutir. Son, en efecto, gente contenciosa.
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El no es sino un siervo a quien hemos agraciado y a quien hemos puesto como ejemplo a los Hijos de Israel.
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Si quisiéramos, haríamos de vosotros ángeles, que sucederían en la tierra.
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Será un medio de conocer la Hora. ¡No dudéis, pues, de ella y seguidme! ¡Esto es una vía recta!
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¡Que el Demonio no os extravíe! Es para vosotros un enemigo declarado.
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Cuando Jesús vino con las pruebas claras, dijo: «He venido a vosotros con la Sabiduría y para aclararos algo de aquello en que discrepáis. ¡Temed, pues, a Alá y obedecedme!
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Alá es mi Señor y Señor vuestro. ¡Servidle, pues! ¡Esto es una vía recta!»
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Pero los grupos discreparon unos de otros. ¡Ay de los impíos, por el castigo de un día doloroso...!
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No les queda más que esperar la Hora, que les vendrá de repente, sin presentirla.
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Ese día. los amigos serán enemigos unos de otros, excepto los temerosos de Alá.
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«¡Siervos míos! ¡No tenéis que temer hoy! ¡Y no estaréis tristes!
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Los que creísteis en Nuestros signos y os sometisteis a Alá,
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¡entrad en el Jardín junto con vuestras esposas, para ser regocijados!»
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Se harán circular entre ellos platos de oro y copas, que contendrán todo lo que cada uno desee, deleite de los ojos. «Estaréis allí eternamente.
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Éste es el Jardín que habéis heredado como premio a vuestras obras.
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Tenéis en él fruta abundante, de la que comeréis».
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Los pecadores, en cambio, tendrán la gehena como castigo, eternamente,
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castigo que no se les remitirá, y serán presa de la desesperación.
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No seremos Nosotros quienes hayan sido injustos con ellos, sino que ellos serán los que lo hayan sido.
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Llamarán: «¡Malik! ¡Que tu Señor acabe con nosotros!» Él dirá: «¡Os quedaréis ahí!»
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«Os trajimos la Verdad, pero la mayoría sentisteis aversión a la Verdad».
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¿Han tramado algo? Pues Nosotros también.
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¿O creen que no Nos enteramos de sus secretos y confidencias? ¡Claro que Nos enteramos! Y Nuestros enviados, junto a ellos, toman nota.
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Di: «Si el Compasivo tuviera un hijo, yo sería el primero en servirle».
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¡Gloria al Señor de los cielos y de la tierra. Señor del Trono! ¡Está por encima de lo que Le atribuyen!
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¡Déjales que parloteen y jueguen hasta que les llegue el Día con que se les ha amenazado!
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¡El es Quien es dios en el cielo y dios en la tierra! Es el Sabio, el Omnisciente.
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¡Bendito sea Quien posee el dominio de los cielos, de la tierra y de lo que entre ellos está! Él tiene conocimiento de la Hora y a Él seréis devueltos.
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Los que ellos invocan en lugar de invocarle a Él no pueden interceder, salvo, aquéllos que atestiguan la Verdad y saben.
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Si les preguntas: «¿Quién os ha creado?», seguro que dicen: «¡Ala!» ¡Cómo pueden, pues, ser tan desviados!
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y de su dicho: «¡Señor! Ésta es gente que no cree».
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Aléjate, pues, de ellos y di: «¡Paz!» ¡Van a ver...!