�Alabado sea Al�, a Quien pertenece lo que est� en los cielos y en la tierra! �Alabado sea tambi�n en la otra vida! �l es el Sabio, el Bien Informado.

Sabe lo que penetra en la tierra y lo que de ella sale, lo que desciende del cielo y lo que a �l asciende. �l es el Misericordioso, el Indulgente.

Los infieles dicen: �La Hora no nos llegar�. Di: ��Claro que s�! �Por mi Se�or, el Conocedor de lo oculto, que ha de llegaros! No se Le pasa desapercibido el peso de un �tomo en los cielos ni en la tierra. No hay nada, menor o mayor que eso, que no est� en una Escritura clara,

para retribuir a los que creyeron y obraron bien. Esos tales tendr�n perd�n y generoso sustento.

Quienes, en cambio, se hayan esforzado por dejar sin efecto Nuestros signos, tendr�n el castigo de un suplicio doloroso�.

Quienes han recibido la Ciencia ven que lo que tu Se�or te ha revelado es la Verdad y dirige a la v�a del Poderoso, del Digno de Alabanza.

Los infieles dicen: ��Quer�is que os indiquemos un hombre que os anuncie que, cuando est�is completamente descompuestos, de verdad se os crear� de nuevo?�

�Ha inventado una mentira contra Al� o es un poseso? �No, no es as�! Los que no creen en la otra vida est�n destinados al castigo y profundamente extraviados.

�Es que no ven lo que les rodea en los cielos y en la tierra? Si quisi�ramos, har�amos que la tierra se los tragara o que cayera sobre ellos parte del cielo. Ciertamente, hay en ello un signo para todo siervo arrepentido.

Dimos a David un favor Nuestro: ��Monta�as! �Resonad acompa��ndole, y vosotros tambi�n, p�jaros!� Por �l, hicimos blando el hierro.

��Fabrica cotas de malla y mide bien la malla!� �Obrad bien! Yo veo bien lo que hac�is.

A Salom�n el viento, que por la ma�ana hac�a el camino de un mes y por la tarde de otro mes. Hicimos manar para �l la fuente de bronce fundido. De los genios, algunos trabajaban a su servicio, con permiso de su Se�or. Al que hubiera desobedecido Nuestras �rdenes, le habr�amos hecho gustar el castigo del fuego de la gehena.

Le hac�an todo lo que �l quer�a: palacios, estatuas, calderos grandes como cisternas, firmes marmitas. �Familiares de David, sed agradecidos! Pero pocos de Mis siervos son muy agradecidos.

Y cuando decretamos su muerte, no tuvieron m�s indicio de ella que la carcoma, que se puso a roer su cayado. Y, cuando se desplom�, vieron claramente los genios que, si hubieran conocido lo oculto, no habr�an permanecido tanto tiempo en el humillante castigo.

Los saba ten�an un signo en su territorio: dos jardines, uno a la derecha y otro a la izquierda. ��Comed del sustento de vuestro Se�or y dadle gracias! Ten�is un buen pa�s y un Se�or indulgente�.

Pero se desviaron y enviamos contra ellos la inundaci�n de los diques. Y les cambiamos aquellos dos jardines por otros dos que produc�an frutos amargos, tamariscos y unos pocos azufaifos.

As� les retribuimos por su ingratitud. No castigamos sino al desagradecido.

Entre ellos y las ciudades que Nosotros hemos bendecido establecimos otras ciudades, cerca unas de otras, y determinamos el tr�nsito entre ellas: ��Id de una a otra, de d�a o de noche, en seguridad!�

Pero dijeron: ��Se�or! �Alarga nuestros recorridos!� Y fueron injustos consigo mismos. Los hicimos legendarios y los dispersamos por todas partes. Ciertamente, hay en ello signos para todo aqu�l que tenga mucha paciencia, mucha gratitud.

Iblis confirm� la opini�n que se hab�a formado de ellos. Le siguieron todos, menos un grupo de creyentes.

No ten�a poder sobre ellos. Quer�amos s�lo distinguir a los que cre�an en la otra vida de los que dudaban de ella. Tu Se�or cuida de todo.

Di: �Invocad a los que, en lugar de Al�, pretend�is. No pueden el peso de un �tomo en los cielos ni en la tierra, ni tienen all� participaci�n, ni �l encuentra en ellos ayuda.

Es in�til interceder por nadie ante �l, excepto por quien �l lo permita. Hasta que, cuando el terror haya desaparecido de sus corazones, digan: ��Qu� ha dicho vuestro Se�or?� Dir�n: �La verdad� �l es el Alt�simo, el Grande�.

Di: ��Qui�n os procura el sustento de los cielos y de la tierra?� Di: ��Al�! O nosotros o vosotros, unos siguen la buena direcci�n y otros est�n evidentemente extraviados�.

Di: �Ni vosotros tendr�is que responder de nuestros delitos, ni nosotros de lo que hag�is�.

Di: �Nuestro Se�or nos reunir� y fallar� entre nosotros seg�n justicia. �l es Quien falla, el Omnisciente�.

Di: �Mostradme los que Le hab�is agregado como asociados. Pero �no! El es Al�, el Poderoso, el Sabio�.

No te hemos enviado sino como nuncio de buenas nuevas y como monitor a todo el g�nero humano. Pero la mayor�a de los hombres no saben.

Dicen: ��Cu�ndo se cumplir� esta amenaza, si es verdad lo que dec�s?�

Di: �Se os ha fijado ya un d�a que no podr�is retrasar ni adelantar una hora�.

Los infieles dicen: �No creemos en este Cor�n ni en sus precedentes�. Si pudieras ver a los imp�os, de pie ante su Se�or, recrimin�ndose unos a otros. Los que fueron d�biles dir�n a los que fueron altivos: �Si no llega a ser por vosotros, habr�amos cre�do�.

Los que fueron altivos dir�n a los que fueron d�biles: ��Somos, acaso, nosotros los que os desviaron de la Direcci�n cuando se os indic� �sta? �No, fuisteis culpables!�

Los que fueron d�biles dir�n a los que fueron altivos: ��No!, que fueron vuestras maquinaciones de noche y de d�a, cuando nos instabais a que no crey�ramos en Al� y a que Le atribuy�ramos iguales...� Y, cuando vean el castigo, disimular�n su pena. Pondremos argollas al cuello de los que no hayan cre�do. �Ser�n retribuidos por otra cosa que por lo que hicieron?

No hemos enviado monitor a una ciudad que no dijeran sus ricos: �No creemos en vuestro mensaje�.

Y que no dijeran: �Nosotros tenemos m�s hacienda e hijos. No se nos castigar�.

Di: �Mi Se�or dispensa el sustento a quien �l quiere: a unos con largueza, a otros con mesura. Pero la mayor�a de los hombres no saben�.

Ni vuestra hacienda ni vuestros hijos podr�n acercaros bien a Nosotros. S�lo quienes crean y obren bien recibir�n una retribuci�n doble por sus obras y morar�n seguros en las c�maras altas.

En cambio, quienes se esfuercen por dejar sin efecto Nuestros signos, ser�n entregados al castigo.

Di: �Mi Se�or dispensa el sustento a quien �l quiere de Sus siervos: a unos con largueza, a otros con mesura. No dejar� de restituiros ninguna limosna que deis. �l es el Mejor de los proveedores�.

El d�a que �l los congregue a todos, dir� a los �ngeles: ��Es a vosotros a quienes serv�an?�

Dir�n: ��Gloria a Ti! T� eres nuestro Amigo, no ellos. �No! Ellos serv�an a los genios, en los que la mayor�a cre�an�.

Ese d�a no podr�is ya aprovecharos ni da�aros unos a otros. Y diremos a los imp�os: ��Gustad el castigo del Fuego que desment�ais!�

Y cuando se les recitan Nuestras aleyas como pruebas claras, dicen: ��ste no es sino un hombre que quiere apartaros de lo que vuestros padres serv�an�. Y dicen: �Esto no es sino una mentira inventada�. Y de la Verdad, luego que ha venido �sta a ellos, dicen los infieles: ��Esto no es sino manifiesta magia!�

No les dimos ningunas Escrituras que estudiaran, ni les enviamos a ning�n monitor antes de ti.

Sus antecesores desmintieron y no han obtenido ni la d�cima parte de lo que dimos a aqu�llos, que desmintieron, no obstante, a Mis enviados. Y �cu�l no fue Mi reprobaci�n!

Di: �S�lo os exhorto a una cosa: a que os pong�is ante Al�, de dos en dos o solos, y medit�is. Vuestro paisano no es un poseso; no es sino un monitor que os previene contra un castigo severo�.

Di: �El salario que yo pueda pediros �qued�oslo! Mi salario no incumbe sino a Al�. �l es testigo de todo�.

Di: �Mi Se�or despide Verdad. �l conoce a fondo las cosas ocultas�.

Di: �Ha venido la Verdad. Lo falso no crea ni re-crea�.

Di: �Si me extrav�o, me extrav�o, en realidad, en detrimento propio. Si sigo el camino recto, lo debo a lo que mi Se�or me revela. �l lo oye todo, est� cerca�.

Si pudieras ver cuando, sobrecogidos de espanto, sin escape posible, sean arrebatados de un lugar pr�ximo.

Dir�n: ��Creemos en �!� Pero �como podr�n alcanzar estando tan lejos,

si antes no creyeron en � y, desde lejos, lanzaban injurias contra lo oculto?

Se interpondr� una barrera entre ellos y el objeto de su deseo, como ocurri� antes con sus semejantes: estaban en duda grave.