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He aquí una sura que hemos revelado e impuesto. En ella hemos revelado aleyas claras. Quizás, así, os dejéis amonestar.
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Flagelad a la fornicadora y al fornicador con cien azotes cada uno. Por respeto a la ley de Alá, no uséis de mansedumbre con ellos, si es que créeis en Alá y en el último Día. Y que un grupo de creyentes sea testigo de su castigo.
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El fornicador no podrá casarse más que con una fornicadora o con una asociadora. La fornicadora no podrá casarse más que con un fornicador o con un asociador. Eso les está prohibido a los creyentes.
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A quienes difamen a las mujeres honestas sin poder presentar cuatro testigos, flageladles con ochenta azotes y nunca más aceptéis su testimonio. Ésos son los perversos.
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Se exceptúan aquéllos que, después, se arrepientan y se enmienden. Alá es indulgente, misericordioso.
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Quienes difamen a sus propias esposas sin poder presentar a más testigos que a sí mismos, deberán testificar jurando por Alá cuatro veces que dicen la verdad,
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e imprecando una quinta la maldición de Alá sobre sí si mintieran.
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Pero se verá libre del castigo la mujer que atestigüe jurando por Alá cuatro veces que él miente,
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e imprecando una quinta la ira de Alá sobre sí si él dijera la verdad.
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Si no llega a ser por el favor de Alá y Su misericordia para con vosotros y porque Alá es indulgente, sabio...
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Los mentirosos forman un grupo entre vosotros. No creáis que se resolverá en mal para vosotros, antes, al contrario, en bien. Todo aquél que peque recibirá conforme a su pecado; pero el que se cargue con más culpa tendrá un castigo terrible.
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Cuando los creyentes y las creyentes lo han oído, ¿por qué no han pensado bien en sus adentros y dicho: «¡Es una mentira manifiesta!»?
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¿Por qué no han presentado cuatro testigos? Como no han presentado testigos, para Alá que mienten.
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Si no llega a ser por el favor de Alá y Su misericordia para con vosotros en la vida de acá y en la otra, habríais sufrido un castigo terrible por vuestras habladurías.
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Cuando las habéis recibido en vuestras lenguas, y vuestras bocas han dicho algo de que no teníais ningún conocimiento, creyendo que era cosa de poca monta, siendo así que para Alá era grave.
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Cuando lo habéis oído, ¿por qué no habéis dicho: «¡No tenemos que hablar de eso! ¡Gloria a Ti! ¡Es una calumnia enorme!»?
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Alá os exhorta, si sois creyentes, a que nunca reincidáis.
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Alá os aclara las aleyas. Alá es omnisciente, sabio.
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Quienes deseen que se extienda la torpeza entre los creyentes, tendrán un castigo doloroso en la vida de acá y en la otra. Alá sabe, mientras que vosotros no sabéis.
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Si no llega a ser por el favor de Alá y Su misericordia para con vosotros y porque Alá es manso, misericordioso...
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¡Creyentes! ¡No sigáis las pisadas del Demonio! A quien sigue las pisadas del Demonio, éste le ordena lo deshonesto y lo reprobable. Si no fuera por el favor de Alá y Su misericordia para con vosotros, ninguno de vosotros sería puro jamás. Pero Alá purifica a quien Él quiere. Alá todo lo oye, todo lo sabe.
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Quienes de vosotros gocen del favor y de una vida acomodada, que no juren que no darán más a los parientes, a los pobres y a los que han emigrado por Alá. Que perdonen y se muestren indulgentes. ¿Es que no queréis que Alá os perdone? Alá es indulgente, misericordioso.
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Malditos sean en la vida de acá y en la otra quienes difamen a las mujeres honestas, incautas pero creyentes. Tendrán un castigo terrible
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el día que sus lenguas, manos y pies atestigüen contra ellos por las obras que cometieron.
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Ese día, Alá les retribuirá en su justa medida y sabrán que Alá es la Verdad manifiesta.
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Las mujeres malas para los hombres malos, los hombres malos para las mujeres malas. Las mujeres buenas para los hombres buenos, los hombres buenos para las mujeres buenas. Estos son inocentes de lo que se les acusa. Obtendrán perdón y generoso sustento.
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¡Creyentes! No entréis en casa ajena sin daros a conocer y saludar a sus moradores. Es mejor para vosotros. Quizás, así, os amonestar.
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Si no encontráis en ella a nadie, no entréis sin que se os dé permiso. Si se os dice que os vayáis, ¡idos! Es más correcto. Alá sabe bien lo que hacéis.
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No hacéis mal si entráis en casa deshabitada que contenga algo que os pertenece. Alá sabe lo que manifestáis y lo que ocultáis.
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Di a los creyentes que bajen la vista con recato y que sean castos. Es más correcto. Alá está bien informado de lo que hacen.
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Y di a las creyentes que bajen la vista con recato, que sean castas y no muestren más adorno que los que están a la vista, que cubran su escote con el velo y no exhiban sus adornos sino a sus esposos, a sus padres, a sus suegros, a sus propios hijos, a sus hijastros, a sus hermanos, a sus sobrinos carnales, a sus mujeres, a sus esclavas, a sus criados varones fríos, a los niños que no saben aún de las partes femeninas. Que no batan ellas con sus pies de modo que se descubran sus adornos ocultos. ¡Volvéos todos a Alá, creyentes! Quizás, así, prosperéis.
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Casad a aquéllos de vosotros que no estén casados y a vuestros esclavos y esclavas honestos. Si son pobres, Alá les enriquecerá con Su favor. Alá es inmenso, omnisciente.
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Que los que no puedan casarse observen la continencia hasta que Alá les enriquezca con Su favor. Extended la escritura a los esclavos que lo deseen si reconocéis en ellos bien, y dadles de la hacienda que Alá os ha concedido. Si vuestras esclavas prefieren vivir castamente, no les obliguéis a prostituirse para procuraros los bienes de la vida de acá. Si alguien les obliga, luego de haber sido obligadas Alá se mostrará indulgente, misericordioso.
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Os hemos revelado aleyas aclaratorias, un ejemplo sacado de vuestros antecesores y una exhortación para los temerosos de Alá.
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Alá es la Luz de los cielos y de la tierra. Su Luz es comparable a una hornacina en la que hay un pabilo encendido. El pabilo está en un recipiente de vidrio, que es como si fuera una estrella fulgurante. Se enciende de un árbol bendito, un olivo, que no es del Oriente ni del Occidente, y cuyo aceite casi alumbra aun sin haber sido tocado por el fuego. ¡Luz sobre Luz! Alá dirige a Su Luz a quien Él quiere. Alá propone parábolas a los hombres. Alá es omnisciente.
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En casas que Alá ha permitido erigir y que se mencione en ellas Su nombre. En ellas Le glorifican, mañana y tarde,
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hombres a quienes ni los negocios ni el comercio les distraen del recuerdo de Alá, de hacer la azalá y de dar el azaque. Temen un día en que los corazones y las miradas sean puestos del revés.
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Para que Alá les retribuya por sus mejores obras y les dé más de Su favor. Alá provee sin medida a quien Él quiere.
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Las obras de los infieles son como espejismo en una llanura: el muy sediento cree que es agua, hasta que, llegado allá, no encuentra nada. Sí encontrará, en cambio, a Alá junto a sí y Él le saldará su cuenta. Alá es rápido en ajustar cuentas.
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O como tinieblas en un mar profundo, cubierto de olas, unas sobre otras, con nubes por encima, tinieblas sobre tinieblas. Si se saca la mano, apenas se la distingue. No dispone de luz ninguna aquél a quien Alá se la niega.
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¿No ves que glorifican a Alá quienes están en los cielos y en la tierra, y las aves con las alas desplegadas? Cada uno sabe cómo orar y cómo glorificarle. Alá sabe bien lo que hacen.
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El dominio de los cielos y de la tierra pertenece a Alá. ¡Es Alá el fin de todo!
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¿No ves que Alá empuja las nubes y las agrupa y, luego, forma nubarrones? Ves, entonces, que el chaparrón sale de ellos. Hace bajar del cielo montañas de granizo y hiere o no con él según que quiera o no quiera. El resplandor del relámpago que acompaña deja casi sin vista.
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Alá hace que se sucedan la noche y el día. Sí, hay en ello motivo de reflexión para los que tienen ojos.
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Alá ha creado a todos los animales de agua: de ellos unos se arrastran, otros caminan a dos patas, otros a cuatro. Alá crea lo que quiere. Alá es omnipotente.
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Hemos revelado aleyas aclaratorias. Alá dirige a quien Él quiere a una vía recta.
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Y dicen: «¡Creemos en Alá y en el Enviado y obedecemos!» Pero luego, después de eso, algunos de ellos vuelven la espalda. Esos tales no son creyentes.
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Cuando se les llama ante Alá y su Enviado para que decida entre ellos, he aquí que algunos se van.
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Cuando les asiste la razón, vienen a él sumisos.
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¡,Tienen, acaso, el corazón enfermo? ¿Dudan? ¡Temen, acaso, que Alá y Su Enviado sean injustos con ellos? Antes bien, ellos son los injustos.
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Cuando se llama a los creyentes ante Alá y Su Enviado para que decida entre ellos, se contentan con decir: «¡Oímos y obedecemos!» Ésos son los que prosperarán.
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Quienes obedecen a Alá y a Su Enviado, tienen miedo de Alá y Le temen, ésos son los que triunfarán.
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Han jurado solemnemente por Alá que si tú se lo ordenaras, sí que saldrían a campaña. Di: «¡No juréis! Una obediencia como se debe. Alá está bien informado de lo que hacéis».
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Di: «¡Obedeced a Alá y obedeced al Enviado!» Si volvéis la espalda... Él es responsable de lo que se le ha encargado y vosotros de lo que se os ha encargado. Si le obedecéis, seguís la buena dirección. Al Enviado no le incumbe más que la transmisión clara.
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A quienes de vosotros crean y obren bien, Alá les ha prometido que ha de hacerles sucesores en la tierra, como ya había hecho con sus antecesores. Y que ha de consolidar la religión que le plugo profesaran. Y que ha de trocar su temor en seguridad. Me servirán sin asociarme nada. Quienes, después de esto, no crean, ésos son los perversos.
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¡Haced la azalá, dad el azaque y obedeced al Enviado! Quizás, así, se os tenga piedad.
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No creas, no, que los infieles puedan escapar en la tierra. Su morada será el Fuego. ¡Qué mal fin...!
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¡Creyentes! Los esclavos y los impúberes, en tres ocasiones, deben pediros permiso: antes de levantaros, cuando os quitáis la ropa al mediodía y después de acostaros. Son para vosotros tres momentos íntimos. Fuera de ellos, no hacéis mal, ni ellos tampoco, si vais de unos a otros, de acá para allá. Así os aclara Alá las aleyas. Alá es omnisciente, sabio.
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Cuando vuestros niños alcancen la pubertad, deberán pedir permiso, como hicieron quienes les precedieron. Así os aclara Alá Sus aleyas. Alá es omnisciente, sabio.
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Las mujeres que han alcanzado la edad crítica y no cuentan ya con casarse, no hacen mal si se quitan la ropa, siempre que no exhiban sus adornos. Pero es mejor para ellas si se abstienen. Alá todo lo oye, todo lo sabe.
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El ciego, el cojo, el enfermo, vosotros mismos, no tengáis escrúpulos en comer en vuestras casas o en casa de vuestros padres o de vuestras madres, en casa de vuestros hermanos o de vuestras hermanas, en casa de vuestros tíos paternos o de vuestras tías paternas, en casa de vuestros tíos maternos o de vuestras tías maternas, en casa cuyas llaves poseéis o en casa de un amigo. No tengáis escrúpulos en comer juntos o por separado. Y, cuando entréis en una casa, saludaos unos a otros empleando una fórmula venida de Alá, bendita buena, Así os aclara Alá las aleyas. Quizás, así, comprendáis.
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Los creyentes son, en verdad, quienes creen en Alá y en su Enviado. Cuando están con éste por un asunto de interés común, no se retiran sin pedirle permiso. Quienes te piden ese permiso son los que de verdad creen en Alá y en Su Enviado. Si te piden permiso por algún asunto suyo, concédeselo a quien de ellos quieras y pide a Alá que les perdone. Alá es indulgente, misericordioso.
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No equiparéis entre vosotros el llamamiento del Enviado a un llamamiento que podáis dirigiros unos a otros. Alá sabe quiénes de vosotros se escabullen a escondidas. ¡Que tengan cuidado los que se hurtan a Su orden, no sea que les aflija una prueba o que les aflija un castigo doloroso!
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¿No es de Alá lo que está en los cielos y en la tierra? Él conoce vuestra situación. Y el día que sean devueltos a Él, ya les informará de lo que hicieron. Alá es omnisciente.