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No te hemos revelado el Corán para que padezcas,
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sino como Recuerdo para quien tiene miedo de Alá,
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como revelación venida de Quien ha creado la tierra y los altos cielos.
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El Compasivo se ha instalado en el Trono.
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Suyo es lo que está en los cielos y en la tierra, entre ellos y bajo tierra.
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No es preciso que te expreses en voz alta, pues Él conoce lo secreto y lo aún más recóndito.
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¡Alá! ¡No hay más dios que Él! Posee los nombres más bellos.
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¿Te has enterado de la historia de Moisés?
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Cuando vio un fuego y dijo a su familia: «¡Quedaos aquí! Distingo un fuego. Quizá pueda yo traeros de él un tizón o encontrar la buena dirección con ayuda del fuego».
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Cuando llegó al fuego, le llamaron: «¡Moisés!
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Yo soy, ciertamente, tu Señor. Quítate las sandalias! Estás en el valle sagrado de Tuwa.
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Y te he escogido Yo. Escucha, pues, lo que se va a revelar.
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Yo soy, ciertamente, Alá. No hay más dios que Yo. ¡Sírveme, pues, y haz la azalá para recordarme!
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La Hora llega -estoy por ocultarla- para que cada uno sea retribuido según su esfuerzo.
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¡Que no te desvíe de ella quien no cree en ella y sigue su pasión! Si no, ¡perecerás!
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¿Qué es eso que tienes en la diestra, Moisés?»
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«Es mi vara», dijo. «Me apoyo en ella y con ella vareo los árboles para alimentar a mi rebaño. También la empleo para otros usos».
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Dijo: «¡Tírala, Moisés!»
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La tiró y he aquí que se convirtió en una serpiente que reptaba.
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Dijo: «¡Cógela y no temas! Vamos a devolverle su condición primera.
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¡Y llévate la mano al costado! Saldrá, blanca, sana - otro signo-.
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Para mostrarte parte de Nuestros tan grandes signos.
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¡Ve a Faraón! Se muestra reacio».
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Dijo: «¡Señor! ¡Infúndeme ánimo!
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¡Facilítame la tarea!
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¡Desata un nudo de mi lengua!
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Así entenderán lo que yo diga.
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Dame a alguien de mi familia que me ayude:
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a Aarón, mi hermano.
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¡Aumenta con él mi fuerza
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y asóciale a mi tarea,
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para que Te glorifiquemos mucho
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y Te recordemos mucho!
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Tú nos ves bien».
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Dijo: «¡Moisés! Tu ruego ha sido escuchado.
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Ya te agraciamos otra vez.
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Cuando inspiramos a tu madre lo siguiente:
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´Échalo a esta arqueta y échala al río. El río lo depositará en la orilla. Un enemigo mío y suyo lo recogerá´. He lanzado sobre ti un amor venido de Mí para que seas educado bajo Mi mirada.
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Cuando tu hermana pasaba por allí y dijo: ´¿Queréis que os indique a alguien que podría encargarse de él?´. Así te devolvimos a tu madre para que se alegrara y no estuviera triste. Mataste a un hombre, te salvamos de la tribulación y te sometimos a muchas pruebas. Viviste durante años con los madianitas y luego viniste acá, Moisés. cuando estaba determinado.
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Te he escogido para Mí.
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¡Ve! acompañado de tu hermano, con Mis signos, y no descuidéis el recordarme!
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¡Id a Faraón! Se muestra rebelde.
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¡Hablad con él amablemente! Quizás, así, se deje amonestar o tenga miedo de Alá».
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Dijeron: «¡Señor! Tememos que la tome con nosotros o que se muestre rebelde».
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Dijo: «¡No temáis! Yo estoy con vosotros, oyendo y viendo.
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Id, pues, a él y decid: ´Somos los enviados de tu Señor. ¡Deja marchar con nosotros a los Hijos de Israel y no les atormentes! Te hemos traído un signo de tu Señor. ¡La paz sobre quien siga la Dirección !´
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Se nos ha revelado que se infligirá el castigo a quien desmienta o se desvíe».
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Dijo: «¿Y quién es vuestro Señor, Moisés?»
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Dijo: «Nuestro Señor es Quien ha dado a todo su forma y, luego, dirigido».
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Dijo: «¿Y qué ha sido de las genera ciones pasadas?»
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Dijo: «Mi Señor lo sabe y está en una Escritura. Mi Señor no yerra, ni olvida.
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Quien os ha puesto la tierra como cuna y os ha trazado en ella caminos y hecho bajar agua del cielo. Mediante ella, hemos sacado toda clase de plantas.
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¡Comed y apacentad vuestros rebaños! Hay, en ello, ciertamente, signos para los dotados de entendimiento.
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Os hemos creado de ella y a ella os devolveremos, para sacaros otra vez de ella».
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Le mostramos todos Nuestros signos, pero él desmintió y rehusó creer.
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Dijo: «¡Moisés! ¿Has venido a nosotros para sacarnos de nuestra tierra con tu magia?
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Hemos de responderte con otra magia igual. ¡Fija entre nosotros y tú una cita, a la que ni nosotros ni tú faltemos, en un lugar a propósito!»
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Dijo: «Vuestra cita será para el día de la Gran Fiesta. Que la gente sea convocada por la mañana».
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Faraón se retiró, preparó sus artilugios y acudió.
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Moisés les dijo: «¡Ay de vosotros! ¡No inventéis mentira contra Alá! Si no, os destruirá con un castigo. Quien invente, sufrirá una decepción».
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Los magos discutieron entre sí sobre su asunto y mantuvieron secreta la discusión.
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Dijeron: «En verdad, estos dos son unos magos que, con su magia, quieren sacaros de vuestra tierra y acabar con vuestra eminente doctrina.
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Preparad vuestros artilugios y, luego, venid uno a uno. ¡Quien gane hoy será feliz!»
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Dijeron: «¡Moisés! ¿Quién es el primero en tirar? ¿Tú o nosotros?»
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Dijo: «¡No! ¡Tirad vosotros!» Y he aquí que le pareció que, por efecto de su magia, sus cuerdas y varas echaban a correr.
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Y Moisés temió en sus adentros.
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Dijimos: «¡No temas, que ganarás tú!
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Tira lo que tienes en la diestra y devorará lo que ellos han hecho, que lo que ellos han hecho es sólo artimaña del mago. Y el mago no prosperará, venga de donde venga».
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Los magos cayeron prosternados. Dijeron: «¡Creemos en el Señor de Aarón y de Moisés!»
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Dijo: «Le habéis creído antes de que yo os autorizara a ello. Él es vuestro maestro, que os ha enseñado la magia. He de haceros amputar las manos y los pies opuestos y crucificar en troncos de palmera. Así sabréis, ciertamente, quién de nosotros es el que inflige un castigo más cruel y más duradero».
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Dijeron: «No te preferiremos a ti a las pruebas claras que se nos han ofrecido ni a Quien nos ha creado. Decidas lo que decidas, tú sólo decides sobre la vida de acá.
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Creemos en nuestro Señor, para que nos perdone nuestros pecados y la magia a que nos has obligado. Alá es mejor y más duradero».
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Quien viene a su Señor como culpable tendrá la gehena y en ella no podrá morir ni vivir.
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Quien, al contrario, venga a Él como creyente, después de haber obrado bien, tendrá la categoría más elevada:
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los jardines del edén, por cuyos bajos fluyen arroyos, en los que estará eternamente. Ésa es la retribución de quien se mantiene puro.
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Inspiramos a Moisés: «¡Sal de noche con Mis siervos y ábreles un camino seco en el mar! ¡No temas que os alcancen, no tengas miedo!»
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Faraón les persiguió con sus tropas y las aguas del mar les cubrieron.
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Faraón había extraviado a su pueblo, no le había dirigido bien.
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¡Hijos de Israel! Os hemos salvado de vuestros enemigos y nos hemos dado cita con vosotros en la ladera derecha del monte. Hemos hecho descender sobre vosotros el maná y las codornices:
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«Comed de lo bueno de que os hemos proveído, pero sin excederos. Si no, me airaré con vosotros». Y aquél que incurre en Mi ira va a la ruina...
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Yo soy, ciertamente, indulgente con quien se arrepiente, cree, obra bien y, luego, se deja dirigir bien.
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«¡Moisés! ¿Por qué te has dado tanta prisa en alejarte de tu pueblo?»
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Dijo: «Son ellos los que me persiguen. Y he corrido hacia Ti, Señor, para complacerte».
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Dijo: «Hemos probado a tu pueblo después de irte, y el samaritano les ha extraviado».
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Y Moisés regresó a su pueblo, airado, dolido. Dijo: «¡Pueblo! ¿No os había prometido vuestro Señor algo bello? ¿Es que la alianza os ha resultado demasiado larga o habéis querido que vuestro Señor se aíre con vosotros al faltar a lo que me habéis prometido?»
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Dijeron: «No hemos faltado por propio impulso a lo que te habíamos prometido, sino que se nos obligó a cargar con las joyas del pueblo y las hemos arrojado. Y lo mismo hizo el samaritano».
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Éste les sacó un ternero, un cuerpo que mugía, y dijeron: «Este es vuestro dios y el dios de Moisés. Pero ha olvidado».
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¿Es que no veían que no les daba ninguna contestación y no podía ni dañarles ni aprovecharles?
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Ya antes les había dicho Aarón: «¡Pueblo! Sólo se os ha tentado con él. Vuestro Señor es el Compasivo. ¡Seguidme, pues, y obedeced mis órdenes!»
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Dijeron: «No dejaremos de entregarnos a su culto hasta que Moisés haya regresado».
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Dijo: «¡Aarón! Cuando has visto que se extraviaban, ¿qué es lo que te ha impedido
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seguirme? ¿Has desobedecido mis órdenes?»
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Dijo: «¡Hijo de mi madre! ¡No me cojas por la barba ni por la cabeza! Tenía miedo de que dijeras: Has escindido a los Hijos de Israel y no has observado mi palabra´».
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Dijo: «¿Qué alegas tú, samaritano?»
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Dijo: «He visto algo que ellos no han visto. He tomado un puñado del polvo pisado por el enviado y lo he arrojado. Así me lo ha sugerido la imaginación».
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Dijo: «¡Vete de aquí! En esta vida irás gritando: ´¡No me toquéis!´ Se te ha fijado una cita a la que no faltarás. ¡Y mira a tu dios, a cuyo culto tanto te has entregado! ¡Hemos de quemarlo y dispersar sus cenizas por el mar!
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¡Sólo Alá es vuestro dios, aparte del Cual no hay otro dios! Lo abarca todo en Su ciencia».
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Así te contamos historias de antaño y te hemos dado una Amonestación de Nosotros.
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Quien se desvíe de ella llevará una carga el día de la Resurrección,
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eternamente. ¡Qué carga más pesada tendrán el día de la Resurrección!
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El día que se toque la trompeta y reunamos a los pecadores, ese día, ojizarcos,
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diciéndose unos a otros por lo bajo: «No habéis permanecido sino diez días».
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Sabemos bien lo que dirán cuando el que más se distinga por su buena conducta diga: «No habéis permanecido sino un día».
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Te preguntarán por las montañas. Di: «Señor las reducirá a polvo y aventará.
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Las dejará cual llano nivelado,
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en el que no se verán depresiones ni elevaciones».
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Ese día, seguirán al Pregonero, que no se desviará. Bajarán las voces ante el Compasivo y no se oirá sino un susurro de pasos.
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Ese día no aprovechará más intercesión que la de aquél que cuente con la autorización del Compasivo, de aquél cuyas palabras Él acepte.
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Conoce su pasado y su futuro mientras que ellos no pueden abarcarlos en su ciencia.
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Los rostros se humillarán ante el Viviente, el Subsistente. Quien se haya cargado de impiedad, sufrirá una decepción
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Quien, en cambio, obra bien, siendo creyente, no tiene por qué temer injusticia ni opresión.
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Así la hemos revelado como Corán árabe. Hemos expuesto en él amenazas. Quizás, así, Nos teman o les sirva de amonestación.
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¡Exaltado sea Alá, el Rey verdadero! ¡No te precipites en la Recitación antes de que te sea revelada por entero! Y di: «¡Señor! ¡Aumenta mi ciencia!»
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Habíamos concertado antes una alianza con Adán, pero olvidó y no vimos en él resolución.
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Y cuando dijimos a los ángeles: «¡Prosternaos ante Adán!» Se prosternaron, excepto Iblis, que se negó.
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Dijimos: «¡Adán! Éste es un enemigo para ti y para tu esposa ¡Que no os expulse del Jardín; si no, serás desgraciado!
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En él, no debes sufrir hambre ni desnudez,
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ni sed, ni ardor del sol».
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Pero el Demonio le insinuó el mal. Dijo: «¡Adán! ¿Te indico el árbol de la inmortalidad y de un dominio imperecedero?»
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Comieron de él, se les reveló su desnudez y comenzaron a cubrirse con hojas del Jardín. Adán desobedeció a su Señor y se descarrió.
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Luego, su Señor le escogió. le perdonó y le puso en la buena dirección.
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Dijo: «¡Descended ambos de él! ¡Todos! ¡Seréis enemigos unos de otros. Si, pues, recibís de Mí una dirección, quien siga Mi dirección no se extraviará y no será desgraciado.
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Pero quien no siga Mi Amonestación llevará una existencia miserable y le resucitaremos, ciego, el día de la Resurrección».
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Dirá: «¡Señor! ¿Por qué me has resucitado ciego, siendo así que antes veía?»
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Dirá: «Igual que tú recibiste Nuestros signos y los olvidaste, así hoy eres olvidado».
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Así retribuiremos a quien haya cometido excesos y no haya creído en los signos de su Señor. Y el castigo de la otra vida será más cruel y más duradero.
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¿Es que no les dice nada que hayamos hecho perecer a tantas generaciones precedentes, cuyas viviendas huellan ellos ahora? Ciertamente, hay en ello signos para los dotados de entendimiento.
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Si no llega a ser por una palabra previa de tu Señor y no hubiera sido prefijado el plazo, habría sido ineludible.
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¡Ten paciencia, pues, con lo que dicen y celebra las alabanzas de tu Señor antes de la salida del sol y antes de su puesta! ¡Glorifícale durante las horas de la noche y en las horas extremas del día! Quizás, así, quedes satisfecho.
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Y no codicies los goces efímeros que hemos concedido a algunos de ellos, brillo de la vida de acá, con objeto de probarles con ellos. El sustento de tu Señor es mejor y más duradero.
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¡Prescribe a tu gente la azalá y persevera en ella! No te pedimos sustento. Somos Nosotros Quienes te sustentamos. El buen fin está destinado a los que temen a Alá.
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Dicen: «¿Por qué no nos trae un signo de su Señor?» Pero ¿es que no han recibido prueba clara de lo que contienen las Hojas primeras?
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Si les Hubiéramos hecho perecer antes con un castigo, habrían dicho: «¡Señor! ¿Por qué no nos has mandado un enviado? Habríamos seguido Tus signos antes de ser humillados y confundidos».
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Di: «Todos esperan. ¡Esperad, pues! Ya veréis quién sigue la vía llana y quién sigue la buena dirección».