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¡Por los puestos en fila.
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que ahuyentan violentamente
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y recitan una amonestación!
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En verdad, vuestro Dios es Uno:
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Señor de los cielos, de la tierra y de lo que entre ellos está, Señor de los Orientes.
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Hemos engalanado el cielo más bajo con estrellas,
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como protección contra todo demonio rebelde.
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Así, los demonios no pueden oír al Consejo Supremo, porque por todas partes se ven hostigados,
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repelidos. Tendrán un castigo perpetuo.
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A menos que alguno se entere de algo por casualidad: a ese tal le perseguirá una llama de penetrante luz.
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Pregúntales si crearlos a ellos ha resultado más difícil para Nosotros que crear a los otros. Los hemos creado de arcilla pegajosa.
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Pero ¡no! Te asombras y ellos se mofan.
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Si se les recuerda algo, no se acuerdan.
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Y, si ven un signo, lo ponen en ridículo,
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y dicen: «¡Esto no es sino manifiesta magia!
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Cuando muramos y seamos tierra y huesos, ¿se nos resucitará acaso?
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¿Y también a nuestros antepasados?»
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Di: «¡Sí, y vosotros os humillaréis!»
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Un solo Grito, nada más, y verán...
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Dirán: «¡Ay de nosotros! ¡Este es el día del Juicio!»
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«Este es el día del Fallo, que vosotros desmentíais».
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«¡Congregad a los impíos, a sus consocios y lo que ellos servían,
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en lugar de servir a Alá, y conducidles a la vía del fuego de la gehena!
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¡Detenedles, que se les va a pedir cuentas!»
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«¿Por qué no os auxiliáis ahora mutuamente?»
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Pero ¡no! Ese día querrán hacer acto de sumisión.
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Y se volverán unos a otros para preguntarse.
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Dirán: «Venías a nosotros por la derecha».
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Dirán: «¡No, no erais creyentes!
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Y no teníamos ningún poder sobre vosotros. ¡No! Erais un pueblo rebelde.
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La sentencia de nuestro Señor se ha cumplido contra nosotros. Vamos, sí, a gustar...
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Os descarriamos. ¡Nosotros mismos estábamos descarriados!»
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Ese día compartirán el castigo.
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Así haremos con los pecadores.
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Cuando se les decía: «¡No hay más dios que Alá!» se mostraban altivos,
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y decían: «¿Vamos a dejar a nuestros dioses por un poeta poseso?»
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Pero ¡no! Él ha traído la Verdad y ha confirmado a los enviados.
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¡Vais, sí, a gustar el castigo doloroso!
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No se os retribuirá, empero, sino por las obras que hicisteis.
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En cambio, los siervos escogidos de Alá
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tendrán un sustento conocido:
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fruta. Y serán honrados
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en los Jardines de la Delicia,
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en lechos, unos enfrente de otros,
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haciéndose circular entre ellos una copa de agua viva,
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clara, delicia de los bebedores,
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que no aturdirá ni se agotará.
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Tendrán a las de recatado mirar, de grandes ojos,
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como huevos bien guardados.
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Y se volverán unos a otros para preguntarse.
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Uno de ellos dirá: «Yo tenía un compañero
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que decía: ´¿Acaso eres de los que confirman?
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Cuando muramos y seamos tierra y huesos, ¿se nos juzgará acaso?´»
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Dirá: «¿Veis algo desde ahí arriba?»
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Mirará abajo y le verá en medio del fuego de la gehena.
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Y dirá: «¡Por Alá, que casi me pierdes!
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Si no llega a ser por la gracia de mi Señor, habría figurado yo entre los réprobos.
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Pues ¡que! ¿No hemos muerto
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sólo una vez primera sin haber sufrido castigo?
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¡Sí, éste es el éxito grandioso!»
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¡Vale la pena trabajar por conseguir algo semejante!
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¿Es esto mejor como alojamiento o el árbol de Zaqqum?
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Hemos hecho de éste tentación para los impíos.
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Es un árbol que crece en el fondo del fuego de la gehena,
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de frutos parecidos a cabezas de demonios.
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De él comerán y llenarán el vientre.
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Luego, deberán, además, una mezcla de agua muy caliente
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y volverán, luego, al fuego de la gehena.
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Encontraron a sus padres extraviados
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y corrieron tras sus huellas.
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Ya se extraviaron la mayoría de los antiguos,
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aunque les habíamos enviado quienes advirtieran.
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¡Y mira cómo terminaron aquéllos que habían sido advertidos!
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No, en cambio, los siervos escogidos de Alá.
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Noé Nos había invocado. ¡Qué buenos fuimos escuchándole!
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Les salvamos, a él y a su familia, del grave apuro.
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Hicimos que sus descendientes sobrevivieran
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y perpetuamos su recuerdo en la posteridad.
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¡Paz sobre Noé, entre todas las criaturas!
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Así retribuimos a quienes hacen el bien.
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Es uno de Nuestros siervos creyentes.
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Luego, anegamos a los otros.
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Abraham era, sí, de los suyos.
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Cuando vino a su Señor con corazón sano.
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Cuando dijo a su padre y a su pueblo: «¿Qué servís?
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¿Queréis, mentirosamente, dioses en lugar de a Alá?
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¿Qué opináis, pues, del Señor del universo?»
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Dirigió una mirada a los astros
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y dijo: «Voy a encontrarme indispuesto».
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y dieron media vuelta, apartándose de él.
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Entonces, se volvió hacia sus dioses y dijo: «¿No coméis?
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¿Por qué no habláis?»
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Y se precipitó contra ellos golpeándolos con la diestra.
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Corrieron hacia él.
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Dijo: «¿Servís lo que vosotros mismos habéis esculpido,
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mientras que Alá os ha creado, a vosotros y lo que hacéis?»
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Dijeron: «¡Hacedle un horno y arrojadle al fuego llameante!»
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Quisieron emplear mañas contra él, pero hicimos que fueran ellos los humillados.
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Dijo: «¡Voy a mi Señor! ¡Él me dirigirá!
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¡Señor! ¡Regálame un hijo justo!»
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Entonces, le dimos la buena nueva de un muchacho benigno.
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Y, cuando tuvo bastante edad como para ir con su padre, dijo: «¡Hijito! He soñado que te inmolaba. ¡Mira, pues, qué te parece!» Dijo: «¡Padre! ¡Haz lo que se te ordena! Encontrarás, si Alá quiere, que soy de los pacientes».
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Cuando ya se habían sometido los dos y le había puesto contra el suelo...
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Y le llamamos: «¡Abraham!
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Has realizado el sueño. Así retribuimos a quienes hacen el bien».
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Si, ésta era la prueba manifiesta.
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Le rescatamos mediante un espléndido sacrificio
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y perpetuamos su recuerdo en la posteridad.
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¡Paz sobre Abraham!
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Así retribuimos a quienes hacen el bien.
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Es uno de Nuestros siervos creyentes.
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Y le anunciamos el nacimiento de Isaac, profeta, de los justos.
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Les bendijimos, a él y a Isaac. Y entre sus descendientes unos hicieron el bien, pero otros fueron claramente injustos consigo mismos.
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Ya agraciamos a Moisés y a Aarón.
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Les salvamos, a ellos y a su pueblo, de un grave apuro.
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Les auxiliamos y fueron ellos los que ganaron.
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Les dimos la Escritura clara.
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Les dirigimos por la vía recta
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y perpetuamos su recuerdo en la posteridad.
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¡Paz sobre Moisés y Aarón!
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Así retribuimos a quienes hacen el bien.
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Fueron dos de Nuestros siervos creyentes.
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Elías fue, ciertamente, uno de los enviados.
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Cuando dijo a su pueblo: «¿Es que no vais a temer a Alá?
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¿Vais a invocar a Baal, dejando al Mejor de los creadores:
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a Alá, Señor vuestro y Señor de vuestros antepasados?»
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Le desmintieron y se les hará, ciertamente, comparecer;
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no, en cambio, a los siervos escogidos de Alá.
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Y perpetuamos su recuerdo en la posteridad.
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¡Paz sobre Elías!
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Así retribuimos a quienes hacen el bien.
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Fue uno de Nuestros siervos creyentes.
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Lot fue, ciertamente, uno de los enviados.
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Cuando les salvamos, a él y a su familia, a todos,
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salvo a una vieja entre los que se rezagaron.
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Luego, aniquilamos a los demás.
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Pasáis, sí, sobre ellos, mañana
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y tarde. ¿Es que no comprendéis?
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Jonás fue, ciertamente, uno de los enviados.
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Cuando se escapó a la nave abarrotada.
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Echó suertes y perdió.
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El pez se lo tragó, había incurrido en censura.
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Si no hubiera sido de los que glorifican,
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habría permanecido en su vientre hasta el día de la Resurrección.
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Le arrojamos, indispuesto, a una costa desnuda
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e hicimos crecer sobre él una calabacera.
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Y le enviamos a cien mil o más.
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Creyeron y les permitimos gozar por algún tiempo.
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¡Pregúntales, pues, si tu Señor tiene hijas como ellos tienen hijos,
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si hemos creado a los ángeles de sexo femenino en su presencia!
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Mienten tanto que llegan a decir:
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«Alá ha engendrado». ¡Mienten, ciertamente!
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¿Iba Él a preferir tener hijas a tener hijos?
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¿Qué os pasa? ¿Qué manera de juzgar es ésa?
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¿Es que no os dejaréis amonestar?
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O ¿es que tenéis una autoridad clara?
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¡Traed, pues, vuestra Escritura, si es verdad lo que decís!
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Han establecido un parentesco entre Él y los genios. Pero saben los genios que se les hará comparecer
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-¡gloria a Alá, que está por encima de lo que Le atribuyen!-;
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no, en cambio, a los siervos escogidos de Alá.
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Vosotros y lo que servís,
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no podréis seducir contra Él
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sino a quien vaya a arder en el fuego de la gehena.
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«No hay nadie entre nosotros que no tenga un lugar señalado.
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Sí, somos nosotros los que están formados.
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Sí, somos nosotros los que glorifican».
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Sí, solían decir:
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«Si tuviéramos una amonestación que viniera de los antiguos,
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seríamos siervos escogidos de Alá».
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Pero no creen en ella. ¡Van a ver...!
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Ha precedido ya Nuestra palabra a Nuestros siervos, los enviados:
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son ellos los que serán, ciertamente, auxiliados,
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y es Nuestro ejército el que, ciertamente, vencerá.
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¡Apártate, pues, de ellos, por algún tiempo,
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y obsérvales! ¡Van a ver...!
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¿Quieren, entonces, adelantar Nuestro castigo?
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Cuando descargue sobre ellos, mal despertar tendrán los que ya habían sido advertidos.
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¡Apártate, pues, de ellos, por algún tiempo,
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y observa! ¡Van a ver...!
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¡Gloria a tu Señor, Señor del Poder, que está por encima de lo que Le atribuyen!
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Y ¡paz sobre los enviados!
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Y ¡alabado sea Alá, Señor del universo!