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ys.
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Por el sabio Corn,
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que t eres, ciertamente, uno de los enviados
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y ests en una va recta!
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como Revelacin del Poderoso, del Misericordioso,
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para que adviertas a un pueblo cuyos antepasados no fueron advertidos y que, por eso, no se preocupa.
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Se ha cumplido la sentencia contra la mayora: no creen.
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Les hemos puesto al cuello argollas, hasta la barbilla, de tal modo que no pueden mover la cabeza.
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Les hemos puesto una barrera por delante y otra por detrs, cubrindoles de tal modo que no pueden ver.
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Les da lo mismo que les adviertas o no: no creern.
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Pero t slo tienes que advertir a quien sigue la Amonestacin y tiene miedo del Compasivo en secreto. Annciale el perdn y una recompensa generosa.
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Nosotros resucitamos a los muertos. Inscribimos todo lo que antes hicieron, as como las consecuencias de sus actos. Todo lo tenemos en cuenta en un Libro claro.
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Propnles una parbola: los habitantes de la ciudad. Cuando vinieron a ella los enviados.
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Cuando les enviamos a dos y les desmintieron. Reforzamos con un tercero y dijeron: Se nos ha enviado a vosotros.
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Dijeron: No sois sino unos mortales como nosotros. El Compasivo no ha revelado nada. No decs sino mentiras.
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Dijeron: Nuestro Seor sabe: en verdad, se nos ha enviado a vosotros,
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encargados slo de la transmisin clara.
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Dijeron: No presagiamos de vosotros nada bueno. Si no desists hemos de lapidaros y haceros sufrir un castigo doloroso.
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Dijeron: De vosotros depende vuestra suerte. Si os dejarais amonestar... S, sois gente inmoderada.
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Entonces, de los arrabales, vino corriendo un hombre. Dijo: Pueblo! Seguid a los enviados!
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Seguid a quienes no os piden salario y siguen la buena direccin!
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Por qu no voy a servir a Quien me ha credado y a Quien seris devueltos?
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Voy a tomar, en lugar de tomarle a , dioses cuya intercesin, si el Compasivo me desea una desgracia, de nada me aprovechar y tales que no podrn salvarme?
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Si eso hiciera, estara, s, evidentemente extraviado.
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Creo en vuestro Seor! Escuchadme!
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Se dijo: Entra en el Jardn! Dijo: Ah! Si mi pueblo supiera
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que mi Seor me ha perdonado y me ha colocado entre los honrados.
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Despus de l, no hicimos bajar del cielo ninguna legin contra su pueblo. No hicimos bajar.
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No hubo ms que un solo Grito y helos sin vida!
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Pobres siervos! No vino a ellos enviado que no se burlaran de l.
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No ven cuntas generaciones antes de ellos hemos hecho perecer, que ya no volvern a ellos...?
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Y a todos, sin falta, se les har comparecer ante Nosotros!
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Tienen un signo en la tierra muerta, que hemos hecho revivir y de la que hemos sacado el grano que les alimenta.
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Hemos plantado en ella palmerales y viedos, hemos hecho brotar de ella manantiales,
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para que coman de sus frutos. No son obra de sus manos. No darn, pues, gracias?
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Gloria al Creador de todas las parejas: las que produce la tierra, las de los mismos hombres y otras que ellos no conocen!
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Y tienen un signo en la noche, de la que quitamos el da, quedando los hombres a oscuras.
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Y el sol. Corre a una parada suya por decreto del Poderoso, del Omnisciente.
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Hemos determinado para la luna fases, hasta que se pone como la palma seca.
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No le est bien al sol alcanzar a la luna, ni la noche adelanta al da. Cada uno navega en una rbita.
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Tienen un signo en el hecho de que hayamos llevado a sus descendientes en la nave abarrotada.
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Y creamos para ellos otras naves semejantes en las que se embarcan.
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Si quisiramos, los anegaramos. Nadie podra ayudarles y no se salvaran,
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a menos que mediara una misericordia venida de Nosotros y para disfrute por algn tiempo.
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Y cuando se les dice: Temed el castigo en esta vida y en la otra! Quizs, as, se os tenga piedad...
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No viene a ellos ninguno de los signos de su Seor que no se aparten de l.
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Y cuando se les dice: Dad limosna de lo que Al os ha provedo! dicen los infieles a los creyentes: Vamos a dar de comer a quien Al, si l quisiera, podra dar de comer? Estis evidentemente extraviados.
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Dicen: Cundo se cumplir esta amenaza, si es verdad lo que decs?
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No esperarn ms que un solo Grito, que les sorprender en plena disputa,
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y no podrn hacer testamento, ni volver a los suyos.
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Se tocar la trompeta y se precipitarn de las sepulturas a su Seor.
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Dirn: Ay de nosotros! Quin nos ; ha despertado de nuestro lecho? Esto es aquello con que el Compasivo nos haba amenazado. Los enviados decan la verdad.
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No habr ms que un solo Grito y a todos se les har comparecer ante Nosotros.
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Ese da, nadie ser tratado injustamente en nada y no se os retribuir sino conforme a vuestras obras.
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Ese da, los moradores del Jardn tendrn una ocupacin feliz.
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Ellos y sus esposas estarn a la sombra, reclinados en sofs.
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Tendrn all fruta y lo que deseen.
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Les dirn de parte de un Seor misericordioso: Paz!
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En cambio: Pecadores! Apartaos hoy!
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No he concertado una alianza con vosotros, hijos de Adn: que no ibais a servir al Demonio, que es para vosotros un enemigo declarado,
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sino que ibais a servirme a M? Esto es una va recta.
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Ha extraviado a muchsimos de vosotros. Es que no comprendais?
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sta es la gehena con que se os haba amenazado.
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Arded hoy en ella por no haber credo!
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Ese da sellaremos sus bocas, pero sus manos Nos hablarn y sus pies atestiguarn lo que han cometido.
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Si quisiramos, les apagaramos los ojos. Entonces se abalanzaran a la Va, pero cmo iban a ver?
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Si quisiramos, les clavaramos en su sitio de modo que no pudieran avanzar ni retroceder.
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A quien prolongamos la vida, le hacemos encorvarse. Es que no comprenden?
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No le hemos enseado la poesa, que no le est bien. Esto no es ms que una amonestacin y un Corn claro,
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para que advierta a todo vivo y se cumpla la sentencia contra los infieles.
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Es que no ven que, entre las obras de Nuestras manos, hemos creado a su intencin rebaos que les pertenecen?
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Los hemos hecho dciles a ellos: unos les sirven de montura, otros de alimento.
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Obtienen provecho de ellos y bebidas. No darn, pues, las gracias?
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Pero han tomado dioses en lugar de tomar a Al. Quizs, as, sean auxiliados...
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No podrn auxiliarles. Al contrario, formarn un ejrcito al que se har comparecer contra ellos.
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Que no te entristezca lo que digan! Nosotros sabemos tanto lo que ocultan como lo que manifiestan.
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No ve el hombre que le hemos creado de una gota? Pues ah le tienes, porfiador declarado!
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Nos propone una parbola y se olvida de su propia creacin. Dice: Quin dar vida a los huesos, estando podridos?
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Di: Les dar vida Quien los cre una vez primera -l conoce bien toda creacin-,
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Quien os ha hecho fuego de un rbol verde del que, as, encendis.
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Es que Quien ha creado los cielos y la tierra no ser capaz de crear semejantes a ellos? Claro que s! l es el Creador de todo, el Omnisciente.
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Su orden, cuando quiere algo, le dice tan slo: Se! Y es.
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Gloria a Quien posee la realeza de todo! Y a l seris devueltos.