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¡Tú, el arrebujado!
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¡Vela casi toda la noche,
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o media noche, o algo menos,
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o más, y recita el Corán lenta y claramente!
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Vamos a comunicarte algo importante:
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la primera noche es más eficaz y de dicción más correcta.
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Durante el día estás demasiado ocupado.
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¡Y menciona el nombre de tu Señor y conságrate totalmente a Él!
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El Señor del Oriente y del Occidente. No hay más dios que Él. ¡Tómale, pues, como protector!
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¡Ten paciencia con lo que dicen y apártate de ellos discretamente!
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¡Déjame con los desmentidores, que gozan de las comodidades de la vida! ¡Concédeles aún una breve prórroga!
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Disponemos de cadenas y de fuego de gehena,
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de alimento que se atraganta y de castigo doloroso.
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El día que tiemblen la tierra y las montañas, y se conviertan las montañas en montones dispersos de arena...
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Os hemos mandado un Enviado, testigo contra vosotros, como antes habíamos mandado un enviado a Faraón.
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Faraón desobedeció al enviado y le sorprendimos duramente.
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Si no creéis, ¿cómo vais a libraros de un día que hará encanecer a los niños?
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El cielo se entreabrirá. Se cumplirá Su promesa.
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Esto es un Recuerdo. El que quiera ¡que emprenda camino hacia su Señor!
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Tu Señor sabe que pasas en oración casi dos tercios de la noche, la mitad o un tercio de la misma, y lo mismo algunos de los que están contigo. Alá determina la noche y el día. Sabe que no vais a contarlo con exactitud y os perdona. ¡Recitad, pues, lo que buenamente podáis del Corán ! Sabe que entre vosotros habrá unos enfermos, otros de viaje por la tierra buscando el favor de Alá, otros combatiendo por Alá, ¡Recitad, pues, lo que buenamente podáis de él! ¡Haced la azalá! ¡Dad el azaque! ¡Haced un préstamo generoso a Alá! El bien que hagáis como anticipo para vosotros mismos, volveréis a encontrarlo junto a Alá como bien mejor y como recompensa mayor. ¡Y pedid el perdón de Alá! Alá es indulgente, misericordioso.