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n. ¡Por el cálamo y lo que escriban!
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¡Por la gracia de tu Señor, que tú no eres un poseso!
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Tendrás, ciertamente, una recompensa ininterrumpida.
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Eres, sí, de eminente carácter.
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Tú verás y ellos verán
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quién de vosotros es el tentado.
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Tu Señor sabe mejor que nadie quiénes se extravían de Su camino y sabe mejor que nadie quiénes siguen la buena dirección.
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¡No obedezcas, pues, a los desmentidores!
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Desearían que fueras condescendiente, para serlo ellos también.
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¡No obedezcas a ningún vil jurador.
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al pertinaz difamador, que va sembrando calumnias,
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a quien impide el bien, al violador de la ley, al pecador,
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al arrogante y, encima, bastardo,
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so pretexto de poseer hacienda e hijos varones!
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Cuando se le recitan Nuestras aleyas, dice: «¡Patrañas de los antiguos!»
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¡Le marcaremos en el hocico!
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Les hemos probado como probamos a los dueños del jardín. Cuando juraron que cogerían sus frutos por la mañana,
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sin hacer salvedad.
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Mientras dormían, cayó sobre él un azote enviado por tu Señor
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y amaneció como si hubiera sido arrasado.
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Por la mañana, se llamaron unos a otros:
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«¡Vamos temprano a nuestro campo, si queremos coger los frutos!»
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Y se pusieron en camino, cuchicheando:
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«¡Ciertamente, hoy no admitiremos a ningún pobre!»
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Marcharon, pues, temprano, convencidos de que serían capaces de llevar a cabo su propósito.
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Cuando lo vieron, dijeron: «¡Seguro que nos hemos extraviado!
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¡No, se nos ha despojado!»
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El más moderado de ellos dijo: «¿No os lo había dicho? ¿Por qué no glorificáis?»
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Dijeron: «¡Gloria a nuestro Señor! ¡Hemos obrado impíamente!»
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Y pusiéronse a recriminarse.
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Dijeron: «¡Ay de nosotros, que hemos sido rebeldes!
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Quizá nos dé nuestros Señor, a cambio, algo mejor que éste. Deseamos ardientemente a nuestro Señor».
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Tal fue el castigo. Pero el castigo de la otra vida es mayor aún. Si supieran...
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Los que temen a Alá tendrán, junto a su Señor. los jardines de la Delicia.
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¿Vamos, pues, a tratar igual a los que se someten a Alá que a los pecadores?
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¿Qué os pasa? ¿Qué manera de juzgar es ésa?
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¿O es que disponéis de una Escritura para estudiar?
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Tendríais en ella lo que deseáis.
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¿O es que nos atan a vosotros juramentos que nos obligan hasta el día de la Resurrección? Obtendríais lo que juzgarais.
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Pregúntales quién responde de ello.
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¿O es que tienen asociados? Pues, ¡que traigan a sus asociados, si es verdad lo que dicen!
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El día que las cosas se pongan mal y sean invitados a prosternarse, no podrán.
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Abatida la mirada, cubiertos de humillación, porque fueron invitados a prosternarse cuando aún estaban en seguridad...
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¡Déjame a solas con quienes desmienten este discurso! Les conduciremos paso a paso, sin que sepan cómo.
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Les concedo una prórroga. ¡Mi estratagema es segura!
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¿O es que les reclamas un salario tal que se vean abrumados de deudas?
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¿O es que conocen lo oculto y toman nota?
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Espera, pues, paciente la decisión de tu Señor y no hagas como el del pez, cuando clamó en medio de la angustia.
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Si no llega a alcanzarle una gracia de su Señor, habría sido arrojado a una costa desnuda, reprobado.
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Pero su Señor le escogió y le hizo de los justos.
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Poco les falta a los infieles, cuando oyen la Amonestación, para clavar en ti su mirada. Y dicen: «¡Sí, es un poseso!»
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Pero no es sino una amonestación dirigida a todo el mundo.