¿No ves a aquéllos a quienes se ha prohibido celebrar conciliábulos, que se obstinan en lo prohibido y los celebran, haciéndose culpables de pecado, de violación de la ley y de desobediencia al Enviado? Cuando vienen a ti, te saludan de manera distinta a como Alá te saluda y dicen para sí: «¿Cómo es que Alá no nos castiga por lo que decimos?» Les bastará con la gehena, en la que arderán. ¡Qué mal fin...!